¿Ayuda a sanar el "arte"? Mi experiencia
- Shei Sunshine
- 7 feb 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 22 feb 2020
Jelou evribadi!!
Estaba pensado que el viernes es un buen día para escribir…
Llevo varios días dándole vueltas a qué escribir, y es que tengo tantos temas en los que pararme, que no sabía por dónde empezar. Tras mucha deliberación, creo que empezaré por los dibujos. No por ser más importantes para mí, sino porque significaron un punto de inflexión en mi forma de pensar.
No sé a vosotrxs, a mí de pequeña me encantaba dibujar...prácticamente pasaba todo mi tiempo libre, que no era mucho, dibujando. Era de esas que pintaba todo lo que se podía pintar, excepto las paredes, que la zapatilla de la abuela era más precisa que un dron de última generación…
En algún momento de mi vida, tanto las pinturas como la plastilina (a la que era muy adicta) quedaron relegadas a un segundo plano. El mundo decía que lo importante era estudiar, estudiar, estudiar...matemáticas, geografía, inglés...las pinturas y la plastilina eran para los ratos libres. Y todxs sabemos que, a medida que avanza la vida, los ratos libres son cada vez menos. La consecuencia fue que, no sé en qué momento, desaparecieron.
Tuvieron que pasar muchos años, años de muchas horas de trabajo, de muchos problemas que no dejan tiempo para pensar, de mucho escapar hacia adelante pero con la vista atrás, para que los colores volvieran a mi vida. Y es que, cuando la vida te limita físicamente, la mente busca sus vías de escape...y la mía, en un momento dado, pensó en aquellas viejas pinturas.
Empecé a dibujar, durante horas, tirada en mi sofá o en mi cama, no es que sea ninguna “máster del universo” pero, eso, es lo menos importante. Los dibujos comenzaron a ser un mecanismo de escape, lo siguen siendo ahora, lo serán. El resultado no me preocupaba, porque empecé a disfrutar del proceso y resultó ser bastante sanador, aunque fuese internamente.
Casualidades de la vida, a través de un buen amigo, pude tener acceso a una tableta gráfica de segunda mano, con la que empecé a experimentar. ¡Eso es como un juguete para alguien a quien le guste pintar! Así que, a pesar de que no podía hacer demasiadas cosas, podía dibujar de forma digital. El primer día hice un dibujo que, si nos fijamos bien, tiene unas líneas que parecen haber sido hechas por mí mientras bailaba una polka.

Ahora lo tengo un pelín más controlado, pero vamos, sigo siendo una aprendiz.




Muchas veces, la salud no permite ni dibujar, pero una vez la mente empieza, nunca para, y las ideas siguen siendo un mecanismo de escape, que se pueden convertir en proyectos ilusionantes.
¿Quién sabe?
·Shei·
PREGUNTA:
¿A vosotrxs también os ha pasado?
Si os apetece contar vuestra pequeña historia, podéis enviármela a: artesun@hotmail.com
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